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Hachi-nan tte, Sore wa nai Deshou! - Prologo.





Prólogo – Cuando desperté.

—Ahhh... Me pregunto si me darán vacaciones pronto.

Como de costumbre, me levanté tan pronto sonó mi despertador, a las 6 AM, y salí de casa rápidamente en dirección a mi trabajo. En el camino, compré el desayuno en una tienda de convivencia, decidiéndome por un onigiri acompañado de un té oolong, como usualmente lo hacía.

Mi nombre es Ichinomiya Shingo, y tengo 25 años. Ya han pasado tres años desde que me gradué de una conocida universidad y comencé a trabajar en una compañía comercial de tamaño regular; actualmente, ocupo un puesto en el que soy responsable de algunos subordinados más jóvenes, lo cual me condujo a estar en constante presión por ellos y, a su vez, por mis superiores.

No obstante, creo que esta es una situación por la que pasa la mayor parte de las personas, por lo que realmente no tengo ganas de renunciar.

Siendo una persona normal en la sociedad, es normal el querer abandonar tu empleo al menos una vez.

Sin embargo, como no se tiene suficiente valor, ni una situación económica adecuada, termina por ser solo un pensamiento pasajero.

Dejando eso de lado, por el momento vivo solo en un edificio de apartamentos, ubicado a unos minutos de la oficina. No tengo novia ni esposa, por lo que normalmente como fuera.

De lunes a viernes, llegaba tan cansado del trabajo que dormía hasta el último minuto que me quedaba libre; mientras que, los días que no trabajaba, realizaba las tareas domésticas como lavar y limpiar. Al menos, así había sido mi vida hasta entonces.

Un hombre común que se desempeñaba normalmente en un lugar como Japón.

No tengo inconvenientes con ello, además de que aún tengo tiempo de casarme y tener hijos mientras me gano la vida con mi trabajo en la compañía.

Estoy seguro de que esto es lo que se espera de una vida ordinaria.

Al menos, eso pensaba.

***

Como siempre, desperté sin recordar lo que había soñado.

Ahora que lo pienso, no he oído la campana del despertador…

—¿Eh? ¿Aún no ha amanecido?

No tenía idea de qué hora era, pero fuera aún parecía ser de noche, y la habitación estaba a oscuras.

Poco a poco, mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, así que decidí echar un vistazo a los alrededores.

Gradualmente, reparé en varias cosas desconcertantes.

Para empezar, no podía ver el tapiz ni el inmobiliario al que estoy acostumbrado, a pesar de que se supone que estoy en mi habitación, en el departamento en el que vivo.

En su lugar, puedo ver otras tres camas en esta habitación, todas del mismo tamaño.

Como yo también estoy durmiendo en una cama, eso significa que en la habitación hay un total de cuatro de ellas.

Mirando detenidamente, puedo identificar que en las camas hay bultos bajo las mantas. En resumen, en esta habitación estaban durmiendo cuatro personas.

¿En qué momento me quedé a dormir en otra casa?

Sacudí ligeramente mi cabeza ante la confusión causada por los repentinos cambios, y traté de mantener la calma.

Ahora que lo pienso, esta cama es diferente de la que suelo usar.

Mi cama debería haber sido una NITORI de lujo, pero la que estaba usando era, en cambio, anticuada y bastante incómoda.

Incluso la manta que estaba usando estaba desgastada y olorosa. Mi manta , en cambio, debía estar nueva, la había comprado hacía menos de una semana.

En medio de mi confusión, decidí chequear el estado de mi cuerpo.

¿Eh? ¿Me volví más pequeño?

Mi estatura actual no era para nada la que debía tener. Mi cuerpo real tenía la medida promedio de un hombre japonés, pero, en este momento, mi cuerpo tenía la estatura de un niño pequeño.

¿Ah? ¿Qué significa esto?

Tratando de encontrarle sentido a esta situación, recordé el concepto de reencarnación en un mundo diferente, que había leído en una novela no hace mucho tiempo. Pero ¿no debería haber comenzado como un bebé? El que no haya ocurrido significa que, más que renacer, mi conciencia reemplazó la de un ser humano en este mundo.

Esa sería una buena explicación…

Todavía era de noche y, por tanto, considerando que otras personas están durmiendo en esta habitación, si hiciera ruido probablemente despertarían y me metería en problemas.

Lo mejor será que me quede sin hacer nada hasta que haya amanecido.

No sabía cuál era la relación entre el dueño de este cuerpo y las personas a su alrededor. Probablemente se tratase de una familia, pero no reconozco a ninguno.

Si no me quedo en silencio, podría levantar sospechas… Tengo sueño…

Repentinamente, fui atacado por una sensación de somnolencia que no pude resistir, y finalmente acabé volviendo a dormir.

***

—Otro varón. Este es el octavo.

—Es un niño muy sano. Dale un nombre adecuado.

—Tienes razón. ¿Qué tal Wendelin? Aunque no hay ninguna posibilidad de que el niño llegue a heredar nada de la familia Baumeister.

Repentinamente, estaba de vuelta en el mundo de los sueños, experimentando una visión como si se tratase de una película.

Era la escena del nacimiento de un niño, el mismo del cual creo estar recibiendo estos recuerdos.

Los padres eran una pareja no muy joven, y tenían la apariencia típica de la gente de Europa Occidental y de Norteamérica. Y, por alguna razón, tuve la sensación de que el bebé se era yo.

Si me preguntaran por qué, no podría explicarlo, pero tenía la extraña certeza de que así era. Al parecer, nací como el octavo hijo de la Casa Baumeister.

Espera, ¿no sería más correcto decir que me apropié de su existencia?

***

Mientras el sueño avanzaba, llegué a entender que la Familia Baumeister era una familia de nobles de clase baja, que gobernaban un territorio cercano a una frontera, compuesto por unos tres pueblos en cada cual vivían entre 200 y 300 personas.

El actual señor de estas tierras era Arthur von Benno Baumeister, un hombre mediocre de cuarenta años, cuya esposa legal tenía el mismo nivel de nobleza que él, mientras que contaba a su vez con la hija del jefe de uno de los pueblos como su amante. Así, resulta que ha tenido hijos con ambas, siendo un total de dos hijas y ocho hijos, incluyéndome a mí, Wendelin.

A pesar de ser solo un noble menor, que gobierna un aproximado de 800 personas, tenía diez hijos.

Bueno, dada la época, supongo que no existe algo como la planeación familiar.

Por lo que he aprendido, sé que este mundo es muy similar a la Europa de la Edad Media.

Incluso si un niño nace, no se tiene la seguridad de que llegue a alcanzar la edad adulta.

Debido a esto, no se puede tener solo un hijo, y como no hay garantía de que la primera esposa pueda dar a luz un niño, es de sentido común que se tenga una concubina.

Sin embargo, ocho hijos es excesivo, en el peor de los casos podría causar disputas de sucesión en el futuro.

Bueno, en cuanto a los hijos de la concubina, no hay de qué preocuparse.

Aunque sé que hay una concubina, no recuerdo haber visto su rostro, aunque sé que tuvo dos hijos y dos hijas. El mayor de sus hijos se casaría con una de las hijas del jefe del pueblo, y el otro con la única hija de un comerciante. Y eso es todo sobre ellos.

Asimismo, parece haber sido escogido con quién se casarán las chicas. No hay más que decir. Sus destinos ya fueron decididos.

Lo importante aquí es lo que pasara con los seis hijos que la esposa oficial dio a luz. Debido a que la esposa es hija de un noble, sus hijos no pueden casarse con plebeyos. Hay un muro de diferencias aterrador que los separa.

Parece que soy un niño que fue dado a luz cuando la esposa oficial tenía ya casi 40 años, sabiendo que no era hijo de la concubina porque solo somos ocho en total.

Aunque debo decir que no creo que esa sea una edad prudente para tener un hijo.

Pero es imposible obtener una concubina joven para un noble de un territorio que, sin importar cómo lo veas, solo puede describirse como pobre.

Por el contrario, debo estar agradecido de que tengan una buena relación de pareja.

—Bueno, es posible que Wendelin tenga talento con la espada o con la magia…

—Si es así, sería posible que se independizara.

***

Voy a absorber los recuerdos de este niño, del que he tomado el control, y luego trataré de ordenar la información y resumir mi situación actual.

Me transformé en el octavo hijo, Wendelin, de cinco años, cuyo padre es un desvergonzado y pobre aristócrata.

Es probable que, aun habiendo nacido en una familia noble, en el futuro no pueda vivir manteniendo mi nobleza. Pertenezco a una familia noble empobrecida, con demasiados herederos. El hijo mayor heredará los títulos y tierras, mientras que el segundo hijo se considera un sustituto eventual. Pero todos los demás hijos, a partir del tercero, deberán buscar la forma de subsistir por su cuenta una vez crezcan.

Si se tratase de una importante casa nobiliaria con vastos territorios, o una casa noble sin tierras pero con una gran fortuna, podría haber esperanzas… pero, siendo una casa pobre y con pocas tierras, a partir del tercer hijo estos deberían labrarse su propio camino.

Eso es todo.

Ni siquiera pude permitirme ilusionarme con la palabra [Magia] que escuché antes, ni de que ya no estoy durmiendo en mi departamento en Japón.

No sé a qué edad se considera que se ha alcanzado la adultez en este mundo, pero tengo que conseguir encontrar una forma de subsistir por mi cuenta antes de eso.

No debería entrar en pánico, solo soy un niño, y creo que sé cómo parecer feliz solo jugando.

A partir de entonces, traté de recordar todo lo que había vivido Wendelin y, tras despertar, recopilé información para que mi familia no sospechara de mí.

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