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Re Zero Volumen 10 - Prologo.






PROLOGO - La Tumba.

El frio y calmado aire en las Ruinas daba a Subaru una extraña tranquilidad.

Las suelas de sus zapatos resonaban con cada paso que daba. Los discordantes ecos que acompañaban sus pasos despertaron cierta inquietud en Subaru, pero al mismo tiempo le ayudaron a mantener su resolución.

Cuando ya le era imposible ver cualquier cosa frente a él, aquellos sonidos eran lo único que le recordaban que realmente existía.

──…

El lugar estaba completamente inmerso en la oscuridad. Había pasado bastante tiempo desde que el muro en que se había apoyado y seguido como un sendero había desaparecido. Camino, y camino por un largo tiempo por aquel pasillo que parecía no tener fin, para Subaru, era como si estuviese parado en el mismo lugar sin poder avanzar, y que todos sus movimientos eran meras alucinaciones.

Al escuchar sus pisadas esa preocupación disminuyo. Aun mas importante, el motivo que tenía Subaru para estar en aquel lugar lo impulsaba a continuar.

Siguió caminando, confiando en los ecos de sus zapatos. No podía detenerse, no se lo podía permitir. Sin importar que tan profunda fuera la resignación que se había arraigado en su corazón, no importaba que tan pesada fuera la carga sobre sus hombros, solo podía apretar los dientes y continuar.

Si no lo hacía, ¿Cómo podria enfrentarla…?

──…Ya veo. Con que esa es tu motivación. Qué curioso, debo decir.

De pronto, se escuchó una voz.

En el momento en que la escucho, Subaru se paralizo. Aquella oscuridad interminable que había experimentado, de pronto se desvaneció.

En un abrir y cerrar de ojos, la oscuridad que pensó continuaría por siempre rapidamente desapareció, y el mundo que hasta entonces parecía haber sido privado de color ahora parecía estar pintado con una gran variedad de ellos. Mechones de verde bajo sus pies, y un cielo azul despejado se extendía sobre su cabeza. Subaru se dio cuenta de que ahora se encontraba en una llanura cubierta de hierba que hasta ese momento no se encontraba allí.

Sintió una suave brisa acariciar su cabello, y su garganta se contrajo por el shock.

──Ugh…

──¿Podrías dejar de jugar y venir aquí?

Como Subaru se había queda congelado, una voz lo llamo desde su espalda.

Cuando volteo, noto una colina ligeramente elevada. En su cima, se había instalado una sombrilla para dar sombra, una mesa y con dos sillas blancas, y en uno de los asientos estaba sentada una chica.

──…

Su figura hizo que su mente fuera plagada de blanco, como si todo el color del mundo hubiera emblanquecido por su existencia.

Su largo cabello le llegaba hasta la espalda, y su piel apenas expuesta era como porcelana, más que suficiente para atraer su atención; un vestido negro como un velo cubría sus extremidades, con un atuendo que podria ser usado en un funeral; sus ojos negros brillaban reflejando un intelecto extraordinario: eso era todo lo que parecía demostrar que aquella efímera chica estaba realmente allí.

Blanco y negro, una belleza extraordinaria que se expresaba solo por esos dos tonos.

Solo tomaría una mirada a su cautivadora belleza para poner a alguien bajo su hechizo, pero la mirada de esa chica provoco un miedo abrumador al corazón de Subaru, algo que nunca antes había experimentado.

Ni siquiera su primer encuentro con la Ballena Blanca lo había impactado tanto.

──Oh, ¿te sorprendí?

──…

Subaru no dijo ninguna palabra a la chica que se había acercado. Cuando vio su reacción sus ojos se llenaron de lo que parecía diversión. La chica se detuvo antes de asentir con la cabeza, aparentemente tras pensar en la situación.

──Ah, ya veo. Aun no me he presentado. Que vergonzoso. Ha pasado mucho tiempo desde que tuve a alguien con quien hablar, me emocioné demasiado y no actúe adecuadamente.

Al contrario que su tono de voz, la expresión de la chica a penas y sufrió algún cambio, solo dejo caer ligeramente sus hombros.

Volviéndose hacia Subaru, quien aun permanecía en silencio y paralizado por el indescriptible terror, y apoyando su mano en su pecho mientras se presentaba tranquilamente.

──Mi nombre es Equidna…

Los labios de la chica se curvaron ligeramente en una sonrisa a medida que añadía:

──¿O talvez sería mejor si digo que soy la Bruja de la Codicia?

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